El psiquiatra, una película no apta para cardiacos
Hugo
Álvarez Pifano
La película genera
momentos de tensión y sentimientos de impotencia, muestra bien lo que es el
poder y la manipulación. Hay partes donde la sensación de impotencia es tan
grande que da asco y rabia. El director juega bien con los sentimientos del
espectador en ese sentido. Es un buen cambio ver cine de esta altura en nuestro
país, con factura técnica e interpretaciones memorables.
El psiquiatra es sin
duda la película más esperada de este año. Ha generado expectativas muy altas y
a pocas semanas de su estreno (12 de septiembre 2014), miles de personas la
están esperando con ansiedad. Cada cabeza espera algo distinto pero hay que
evaluar las cosas por lo que son y en su justa medida, en consecuencia
trataremos de dar respuesta a lo que busca cada espectador en esta cinta
cinematográfica.
Manuel Pifano, el director de la película, ha clasificado
su obra como un thriller psicológico,
esto es según definición: "un subgénero del suspense/thriller, que
generalmente tiene como tema central un enfrentamiento (o juego) entre los
personajes -más mental que físico- en el
cual los aspectos intelectuales o mentales desempeñan un papel de gran
importancia" En esta definición estoy personalmente de acuerdo. En efecto,
la película no es un policial, ni tampoco un simple drama, el que espere ver
eso se decepcionará, más bien el film combina elementos de estos dos géneros,
pero el tema central es el juego y dominio psicológico de un médico con su
joven paciente.
La historia cuenta como se conoce el afamado psiquiatra con
la víctima, como la seduce, la usa y cuando siente que no la puede controlar,
la mata para silenciarla. En paralelo vemos partes de la investigación policial,
como se realizan los interrogatorios y la forma en que poco a poco se va
armando el caso. Considero que el rompimiento de la estructura clásica-lineal
del guion, para que transcurra en dos tiempos, es un buen mecanismo de innovación
en nuestro cine y ayuda a bajar los picos de tensión que llegan a ser bastante
altos en las secuencias del pasado, sobre todo cuando Elías Aponte (El
psiquiatra) comparte escena con Sofía Méndez (la victima).
La película genera momentos de tensión y sentimientos de
impotencia, muestra bien lo que es el poder y la manipulación. Hay partes donde
la sensación de impotencia es tan grande que da asco y rabia. El director juega
bien con los sentimientos del espectador en ese sentido. Es un buen cambio ver
cine de esta altura en nuestro país, con factura técnica e interpretaciones
memorables.
Hay muchos nuevos talentos en este film, como Jean Franco De
Marchi, quien resalta con fuerza y
dinamismo la acción policial que requiere el suspenso del thriller, aun cuando
su participación es secundaria. Pero, esta es sin lugar a dudas, una película
donde el protagonismo recae casi totalmente en la debutante Evelia Di Gennaro,
que hace el papel de su vida como Sofía Méndez. En esta cinta ella plasma toda
la dulzura, inocencia y luz que debe transmitir para ganarse al espectador, y
donde el primer actor José Domínguez –en una interpretación magistral, digna de
su clase- genera las sombras, hasta llegar a la oscuridad que va apagando con su maldad a la pequeña Lucía.
Destacan con buenas actuaciones, Marcela Girón, Alejandro Palacios y María
Gabriela Díaz. Mención especial requiere la música, realizada por un joven
compositor que comienza con pie firme en el mundo del cine: René Rivera.
Definitivamente es una película que hay que ver, es
intimista, fuerte y emocional, no apta para cardiacos.
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